miércoles, 28 de mayo de 2014

No culpes a la luna

Debía realiza un trámite en una entidad pública, por lo que me apersone a primera hora a dicha entidad y era el primero en la cola.

Mientras esperaba al otro lado de la ventanilla de atención, el personal de aquella entidad empezó a llegar. Cuando llegó la señorita que atendería la ventanilla en la que me encontraba, se sentó y empezó a buscar en los casilleros de su escritorio, sacó frasco con un líquido celeste lo roció en un trapo blanco y comenzó a limpiar la luna de la ventanilla.

Lo hizo varias veces y con tal fruición que me animé a decirle “señorita, no culpe a la luna, la luna está limpia, mi cara es así”, se rió y me atendió con una cortesía que uno no espera en una entidad pública.  

miércoles, 14 de mayo de 2014

He ganado un aliado

Acompañar a mi esposa, cuando va de compras, a una tienda por departamentos, siempre ha sido para mí una especia de tortura china, porque por más que junte harto buen humor y paciencia durante una semana, no alcanza para soportar las tres o cuatro horas que dicho emprendimiento dura; lo peor viene cuando luego de ese largo trajín volvemos a casa con las manos vacías porque no "había algo que le gustara" o "lo que le gustaba no le quedaba" y queda en pendiente una próxima salida.

Pero desde que salimos con Elmito, las cosas han cambiado, ahora tengo un aliado fiel, un socio que no negocia con ruegos ni caras molestas, luego de una hora en la tienda Elmito ya está pidiendo "ya vamos, ya vamos" y no hay forma de hacerlo transigir, porque es lo que manda su naturaleza de hombre.

El único precio que tengo que pagar, es una pizza personal y su vaso de chicha morada, que también es algo en lo Elmito que no transige.