… almuerza como príncipe y cena como pobre, dice el refrán que Elmito cumple al pie de la letra.
No siempre podemos sentarnos los tres juntos, Elmito, mi esposa y yo, a la hora del desayuno, generalmente soy yo quien falta en la mesa porque debo salir primero temprano para llegar a tiempo al trabajo. A quien madruga, no lo agarra el tráfico.
Pero hoy se dio el caso y estuvimos los tres juntos en la mesa del comedor, durante el desayuno, que consistió (para nosotros los hombres) en un pan con jamón, otro con queso, un huevo duro y una taza de avena; me percaté que la avena de Elmito no tenía leche como la mía (yo no tomo leche por un exceso de calcio, soy un hueso duro de roer):
- Y no le vas a echar leche a la avena de Elmito.
- No, él toma la leche sola, ahí está su taza de leche.
- Yo pensé que esa taza de leche era para ti.
- No, es de él. Sobró un poco de avena ¿quieres?
- Claro.
Y mientras mi esposa se dirigía a la cocina, Elmito gritó “Mamá, yo también quiero más avena”. Desde la cocina mi esposa, mientras echaba la avena que sobró en una taza para Elmito, dirigió su mirada hacia mí y movió la cabeza negativamente y comprendí que era la última taza de avena.
No entendí muy bien pero de cualquier manera hay que sacrificarse por los hijos.
ResponderEliminarTe abrazo Elmo
Mejor piensa que no había sobrado :)
ResponderEliminarpues siempre pasa que los padres se quitan el alimento de la boca para alimentar a sus pequeños!
ResponderEliminarenvidiote!
la MaLquEridA:
ResponderEliminarFinalmente me quede sin avena, me ganó Elmito.
Un abrazo.
Daniela Muente:
Antes, cuando salíamos a comer y mi esposa no podía terminar la comida, yo la ayudaba, ahora la ayuda Elmito.
Un abrazo.
Gary Rivera:
Lo bueno es que come bien, como adulto, cero problemas a la hora de la comida.
Un abrazo.