Premios Nobel políticos

Desde hace un buen tiempo, tal vez lo han sido siempre, los premios Nobel de la paz y de literatura son premios que se otorgan por razones políticas antes que por méritos de los condecorados.

Entre los premiados políticamente tenemos:

Los polacos Lech Walesa y Karol Wojtyla. Walesa fue presidente del sindicato Solidaridad (los primeros solidarios, antes que los castañedistas) y líder de la revolución polaca en plena guerra fría que posteriormente llegó a ser gobernante y que terminó su gobierno acusado desde nepotismo hasta corrupción.

Wojtyla sucedió al Juan Pablo I (cuyo papado fue breve y cuya muerte aún es controversial) y tuvo un papado extenso talvez gracias a su inacción y/o su complacencia con la corrupción (incluso dentro del Vaticano), la larga historia de pedofília (ahora conocida dentro de la Iglesia) y los genocidios mundiales; tanto así que su mejor descripción es “el papa viajero” (que personalmente se me hace similar a nuestro viajero Manuel Burga).

Obama, presidente actual de los Estados Unidos, cuyo historial como perpetrador de violaciones al derecho mundial y su avalamiento a las tropelías de Israel mediante su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo descalifican para cualquier foro por la paz.

Y por último “nuestro laureado” escribidor Vargas Llosa, quien no pierde oportunidad para criticar e insultar los regímenes que no son de su agrado (Venezuela y Cuba son sus favoritos), mientras que si se trata de Palestina e Irak se acuerda de ser un escribidor y adopta la postura de un escritor.

  

No desmerezco las personas de Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi, pero creo que los criterios de elección del comité elector son los mismos que los casos anteriores, como también creo que los mejores candidatos eran el Papa Francisco y el analista refugiado Edward Snowden.