martes, 29 de agosto de 2017

Desayuna como rey ...

… almuerza como príncipe y cena como pobre, dice el refrán que Elmito cumple al pie de la letra.

No siempre podemos sentarnos los tres juntos, Elmito, mi esposa y yo, a la hora del desayuno, generalmente soy yo quien falta en la mesa porque debo salir primero temprano para llegar a tiempo al trabajo. A quien madruga, no lo agarra el tráfico.

Pero hoy se dio el caso y estuvimos los tres juntos en la mesa del comedor, durante el desayuno, que consistió (para nosotros los hombres) en un pan con jamón, otro con queso, un huevo duro y una taza de avena; me percaté que la avena de Elmito no tenía leche como la mía (yo no tomo leche por un exceso de calcio, soy un hueso duro de roer):

- Y no le vas a echar leche a la avena de Elmito.
- No, él toma la leche sola, ahí está su taza de leche.
- Yo pensé que esa taza de leche era para ti.
- No, es de él. Sobró un poco de avena ¿quieres?
- Claro.

Y mientras mi esposa se dirigía a la cocina, Elmito gritó “Mamá, yo también quiero más avena”. Desde la cocina mi esposa, mientras echaba la avena que sobró en una taza para Elmito, dirigió su mirada hacia mí y movió la cabeza negativamente y comprendí que era la última taza de avena.