miércoles, 23 de junio de 2010

Un nudo con tus alas

Hoy quiero ser un ave,
la libertad de unas alas
poder experimentar
y dejar que me lleve el alma.

Tal vez un gorrioncillo
que despierte tus mañanas,
aunque no sea de pecho amarillo
hacerte brincar de la cama.

Quizá un ligero canario
de potente trino
que acompañe tu matinal canto
y perdones mis desatinos.

De ser un ave tengo ganas
para alcanzarte en lo más alto
y hacer un nudo con tus alas

a ti infeliz pajarraco
que hoy por la mañana
me cagaste en el saco.

lunes, 21 de junio de 2010

No pues, mano


Ayer Domingo mientras miraba el partido en el que Italia empató 1-1 con Nueva Zelanda, leía la columna de Chiara Roggero en la que concluía que en vista de que los equipos latinoamericanos si la atinan en el Mundial la selección peruana no es tan mala como parece, para a continuación reconocer una gran dosis de mediocridad en tal conclusión, lo que la pinta como una persona inteligente, pero no justifica (si va a comentar de fútbol) que no entienda que un jugador siempre debe mirar al contrincante como David a Goliat y con la sangre en el ojo. Aquél jugador/entrenador/diriegente/hincha que va por un empate o apuesta por una no-goleada es un mediocre en su mayor expresión y de esos hay bastante en nuestro balompié.

En la mismo diario y en la misma edición, otro periodista se queja de las pocas facilidades que proporcionan los organizadores del mundial a la prensa, pues si la quiere fácil que se dedique a la política. Hoy en día con los medios de comunicación digitales ya no basta con hablar rápido, cantar "bonito" los goles, sacarle declaraciones en caliente a los jugadores o narrar lo que todo el mundo puede ver en vivo y en directo, ahora deben investigar y brindar al lector la información que requiere, esto es, lo que desconoce y lo relevante.

Hoy, en la manaña, escuchaba por la TV diversas justificaciones/razones al excelente segundo gol de Luis Fabiano, casi todas apoyadas en la archiconocida mano de D10S. Pero lo que si me indigno, es escuchar a un locutor de ATV decir que una mano deslució el segundo gol de Brasil, obviamente dicho señor no sabe nada de fútbol, nunca a jugado siquiera una pichanguita o nunca ha hecho un sombrero, claro que se puede meter mano, lo que no debe pasar es que te vea el de negro.


D.T. Honoris Causa

viernes, 11 de junio de 2010

¿Y ahora qué hago con tantos lapiceros?

A mis viejos pasatiempos de coleccionista de herramientas (en especial de destornilladores como ya lo conté aquí), cachivaches en general (desde monturas de anteojos hasta lectores de barras de supermercado), hobbista electrónico (con 5 años diseñando circuitos electrónicos en mi haber), mecánico aficionado (sólo leyendo la colección Chilton), blogger (pobre pero honrado) y comentarista deportivo (con un DT Honoris Causa); he sumado la afición de coleccionar lapiceros.

En sus inicios era algo inconsciente e involuntario, un lapicero prestado que olvidé devolver a su dueño, uno que tomé de un escritorio y luego olvidé regresarlo, otro que en plena conversación lo extraje del bolsillo de un amigo y éste luego se marchó sin pedírmelo, y así sucesivamente.

En determinado momento me percaté que tenía dos docenas de lapiceros coleccionados con poco interés, fue entonces cuando las ganas de incrementar su número me ganaron, sólo en lo que va del año he acumulado más de 100 lapiceros de los cuales ninguno he comprado.

Claro los lapiceros no caen del cielo, hay que obtenerlos, para tal efecto he tenido que apelar a diversas estrategias:

El florero

Mientras la secretaria me recibe una factura, mirándola fijamente hacer su trabajo con un lapicero de promoción con el logotipo se la compañía:

- Ingeniero ¿qué mira? (con algo de coquetería).
- Unos lindos ojos…
- Le voy a decir a su esposa...
- Pero si no puedo tener esos ojos me conformo con ese bonito lapicero.
- Tome (me entrega el lapicero que usa y saca otro).
- Gracias.

El audaz

Después de saludar a un amigo, me percato de su lapicero, se lo extraigo del bolsillo, finjo examinarlo por un instante y lo coloco en mi bolsillo de la camisa:

- ¿Te has dado cuenta que hace mejor juego con mi camisa? (colocándolo en el bolsillo de mi camisa).
- Está bien, quédatelo.

El ofendido

Después de pedir prestado un lapicero, me percato que dice “Financiera Chiley”:

- ¿No me digas que piensas pedir un préstamo a estos usureros?
- No, me lo dio una amiga trabaja allí.
- ¿Qué tan amiga?
- Una amiga amiga...
- Ah, entonces te puede conseguir otro (colocándolo en el bolsillo de mi camisa).

El colaborador

Me encuentro con unos colegas después que éstos has asistido a una feria tecnológica donde además de folletería reparten lapiceros:

- ¿Y qué tal la feria?
- Bacán, bla, bla, bla, bla…
- ¿Y qué han traído?
- (Abre la bolsa y me muestra toda la folletería y una docena de lapiceros)
- ¿Y qué vas a hacer con tantos lapiceros? (mientras meto las mano en la bolsa y extraigo los lapiceros).
- Los usare…
- Esos lapiceros de promoción se secan rápido y luego ya no pintan…
- Ah si…
- Si, ¿sabes cómo hacer para que no se sequen?
- ¿Cómo?
- Fácil, tú gastas la mitad y yo la otra mitad (mientras separo la mitad de los lapiceros para mí).

La pregunta sigue siendo ¿y ahora qué hago con tantos lapiceros?