Aunque el fútbol es una de mis mayores pasiones y no ser hincha de equipo alguno, excepto de la selección peruana (no me venga con que el grupito que arma Markarian para los partidos eliminatorios representan al Perú), me permite disfrutar del fútbol en toda su dimensión sin la anteojeras de todo hincha, no puedo dejar de entusiasmarme por el boxeo, el más viril y esquinero de los deportes.
La pelea entre Chiquito Rossel y Torito Rodriguez pactada a 12 rounds de ayer fue la demostración palpable de la naturaleza callejera del deporte de los puños.
De nada le valió al Torito ser más agarrado, su mayor tamaño, su potencia de golpe ni su título mundial. Chiquito Rossel con un boxeo callejero y una cintura envidiable fue metiendo sus filudos golpes entre bien cuidada defensa del mexicano, mientras que con la ayuda de sus piernas formidables evitó los puños del rival efectivamente.
Torito prácticamente peleó con un fantasma, en casi los 12 asaltos no llegó a conectar un solo contundente golpe y se limitó a encimarlo pero nunca llegó a arrinconarlo porque las piernas y la cintura de Rossel no lo pemitieron.
Tenemos Campeón Mundial (lo siento por los que viven ensimismados en el fútbol) y es de Villa El Salvador, desde ahora en el Perú la mejor colita es la de Tilsa y la mejor cintura es de Rossel.