Dos cortitas de esta semana signada por el pollo:
El Lunes, mi cuñado que comparte conmigo el gusto por los pescados y los mariscos, le reclamaba a mi hermana a la hora del almuerzo:
- ¡Otra vez pollo!, no puedes otra cosa, cansa comer pollo todos los días.
- Es que el pescado está caro...
- Pero, puedes hacer menestras con su huevo montado.
- Las menestras también están caras...
- Pues algo vas a tener que inventar porque a mi ya me está creciendo mucho el poto.
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Anoche en casa de mis suegros, una vez terminada la cena en la que el pollo otra vez fue el ingrediente principal, de manera sutíl tuve que mostrar mi desacuerdo con el menú: "alguien va a tener que cargar la culpa de que haya un heterosexual menos en el mundo".
El Lunes, mi cuñado que comparte conmigo el gusto por los pescados y los mariscos, le reclamaba a mi hermana a la hora del almuerzo:
- ¡Otra vez pollo!, no puedes otra cosa, cansa comer pollo todos los días.
- Es que el pescado está caro...
- Pero, puedes hacer menestras con su huevo montado.
- Las menestras también están caras...
- Pues algo vas a tener que inventar porque a mi ya me está creciendo mucho el poto.
Anoche en casa de mis suegros, una vez terminada la cena en la que el pollo otra vez fue el ingrediente principal, de manera sutíl tuve que mostrar mi desacuerdo con el menú: "alguien va a tener que cargar la culpa de que haya un heterosexual menos en el mundo".
Por otro lado, yo siempre lo dije (Evo por lo menos dame el crédito, por siaca, también hago asesoría en asuntos gubernamentales) y siempre aconseje: "Señora, si a su hijo le da de comer pollo, pollo, pollo, todos los días, no espere que su hijo sea hombre".