jueves, 4 de octubre de 2018

39 años despues

Esta semana fuimos al cine, mi esposa, Elmito y yo, este hecho no tendría nada de especial si no fuera porque he vuelto a una sala de cine después de 39 años, 3 más de los que la Selección Peruana demoró en volver a un Mundial de fútbol.
Corría el año 1979, el rock cedía posiciones ante la onda disco, el actor del momento era John Travolta que la había hecho linda con su anterior película Fiebre de sábado por la noche que literalmente se convirtió en una fiebre mundial y catapultó a la fama a Los Bee Gees; la película del momento era Grease, contenía grandes dosis de rock and roll y tenía como coprotagonista a Olivia Newton-John, un sueño hecho mujer para toda la adolescencia de mi época.
Obviamente, como toda aquella adolescencia fui al cine más por ella que por la película (en general, no me gusta el cine, menos el cine norteamericano); de eso ya hace 39 años. 
A insistencia de Elmito, fuimos a ver Pie pequeño, para quien era su primera vez en el cine con nosotros, digo con nosotros, porque Elmito tiene más vida social que nosotros y ya ha ido al cine con sus compañeros del colegio, en otras ocasiones, como parte de sus actividades educativas.
No soy de ir al cine (ya lo dije, lo estoy repitiendo), no me gusta hacer cola y menos que me traten de vender canchita y gaseosa con un brutal sobreprecio, pero cuando el jefe manda (léase Elmito), uno obedece.
En general, la pasamos bien los tres, aunque también repare que era la primera vez en el cine con mi esposa, de enamorados y de novios nunca fuimos al cine, mientras otros iban al cine a ver una película para pasar la noche, nunca necesité de una salida al cine para hacerla pasar una noche de película.

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